Guerras, pandemias, crisis económicas, nuevos dictadores; el mundo no solo repite los errores del siglo XX, sino que apuesta por el futuro distópico de 1984 de George Orwell: vigilancia masiva, gubernamental y corporativa (datos intrusivos), represión y altas dosis de propaganda.
El siguiente relato lo escribí el 2015, han pasado 7 años (2022) y la confrontación se incrementa, al punto que uno de los protagonistas de la siguiente publicación yace en las profundidades del mar:
•๑━━━๑•Guerras modernas•๑━━━๑•
Vivimos en un mundo donde hay un buen grupo de personas poco sinceras que gustan echar la culpa de los males del mundo a los demás para justificarse y aparentar. La política no es la excepción, los principios de la propaganda Nazi son ampliamente utilizados, el método de Joseph Goebbels de la «transposición» que consiste en cargar sobre el adversario los errores propios, es la norma.
Después de la segunda guerra mundial y con la creación de las Naciones Unidas ningún país desea ser señalado como agresor, las guerras indirectas se volvieron comunes. Los conflictos bélicos de larga duración solo pueden ser llevados a cabo por países con capacidad industrial, aquellos que no la poseen solo pueden combatir unos cuantos meses o semanas y lo más probable es que tengan alianzas con alguna potencia militar para resistir hasta que acudan en su defensa.
Esto lo supe en el año 1995, cuando Ecuador y Perú se enfrentaron en una guerra no declarada, analistas internacionales comentaron sobre la poca capacidad industrial bélica de ambas naciones, el impacto del embargo de armas de EEUU y el inminente cese al fuego, aquellos analistas opinaron que: verdaderos países democráticos no se enfrentarían entre sí. Le vi mucho sentido, creí bastante tiempo que la falta de cultura política nos llevó a ello y que países más desarrollados jamás vivirían algo así; sin embargo, los hechos internacionales actuales me han obligado a descartarlo por completo. Rusia, Europa y los EEUU enfrentados.
Cada vez que leo el periódico puedo entender que las guerras actuales tienen patrocinio, nuevos grupos terroristas llevan luchando unos cuantos años en el medio oriente y las armas sobran. Sé que deben existir fábricas produciendo armamento y junto a ellas toda la gestión logística y de planificación, la guerra es algo muy serio y no creo en improvisaciones. Nada de esto puede pasar desapercibido, deben tener protección política y sobre todo propaganda.
| Misil Tow antitanque proporcionado al ejército libre sirio |
Los medios de comunicación tradicionales pareciera que poseen: «opinión única». Un buen día pude leer que EEUU realizaba maniobras militares cerca de Siria, las grandes cadenas lo anunciaron y de pronto Rusia por coincidencia también hacia maniobras cerca, la cadena RT lo describía como algo rutinario. Pude entender lo peligroso que era para un portaaviones de EEUU tener al «asesino de portaaviones» el crucero de misiles ruso Moskvá detrás de él. La palabra «maniobra» era una fachada porque que en caso de guerra no quedaría claro quién fue el agresor.
| Crucero de Misiles Moskvá (hundido por Ucrania el 2022) |
Por aquella época (septiembre de 2013) el Papa pidió un día de ayuno y oración mundial por Siria, era claro que el mundo estuvo al borde de una gran guerra y no sería por los terroristas o las armas químicas, sino por las potencias mundiales.
La mala costumbre de las maniobras continúan, OTAN, Ucrania, China, Corea del Norte y del Sur. Todos sacando músculos como si no existiera la diplomacia o las Naciones Unidas, cuya creación se dio, entre otras cosas, para evitar una nueva guerra mundial.
Vivimos en un solo mundo, todo incidente por más lejano que sea tiene una gran repercusión, el desplome del precio del petróleo tampoco es coincidencia, la dedicatoria es para Rusia y como daño colateral están las naciones dependientes del petróleo o «excremento del diablo» como lo llamó el célebre venezolano Juan Pablo Pérez Alfonzo conocido como el «padre de la OPEP».
El juego de las potencias mundiales es muy claro, nos informan mentiras disfrazadas de verdad de forma cínica. Queda en nosotros la responsabilidad de tener un verdadero pensamiento crítico, analizar la información que adquirimos y contrastarla con medios de comunicación independientes. La verdad no está en los extremos, sino que suele estar en el centro y como buenos ciudadanos debemos elegir gobernantes valientes que busquen de la manera más sincera y digna la convivencia pacifica entre las naciones.
